Visitas al blog:

viernes, 19 de abril de 2024

Los detalles de un antiguo mapa (2).

Hola navegantes. 

 Un seguidor del blog, José Antonio Andrés, me ha mandado esta valiosa información que complementa mis comentarios de ayer sobre un antiguo mapa:

"Se trata de una reproducción coloreada de una de las cartas que componían el Atlas Marítimo de España, elaborado por el CN Vicente Tofiño de San MIguel. De estas cartas no se conservan las planchas de cobre, por lo que hay son algunos ejemplares originales del Atlas de Tofiño (muy pocos y auténticas joyas de coleccionismo) y ejemplares de ediciones facsímil que se elaboraron por el Instituto Hidrográfico de la Armada. Yo tengo uno de esos Atlas en facsímil, porque mi suegro fue cartógrafo de la Armada y Jefe del Servicio Histórico del Instituto Hidrográfico. De todas formas, tengo amistad con la responsable del Servicio Histórico del IH y le puedo preguntar si tienen alguna reproducción de esa carta.

Los datos de esa carta son:

C.E. de la COSTA CANTABRICA desde San Juan de Luz a Punta Calderón. Presentada al Rey Nuestro Señor por mano del Excmo.Sr.Baylio Frey Don Antonio Valdés, del Consejo de Estado, S.de E. y del D.U. de M. y encargado interinamente de la Secretaría  de Estado, Guerra, Hacienda, Comercio y Navegación de Indias.Y construida por el Brigadier de la Real Armada D. Vicente Tofiño de San Miguel,Director de las Academias de Guardias Marinas

Atlas Marítimo de España 1788.


Entera.Apaisada.No se conserva la plancha.

Sondas en brazas de a dos varas castellanas.

Longitudes referidas a París y Tenerife en el marco N. y Cádiz y Ferrol en el marco S.

Fernando Selma la grabó.

Costa Cantábrica. Instituto Hidrográfico. Álbum 53,  Pág.4


El "Atlas Marítimo de España", publicado en Madrid por el Depósito Hidrográfico de la Real Armada en estos primeros años de su creación, fue considerado, no solo en España, sino en gran parte de Europa, como la obra cumbre de la cartografía de su época.

 


 

   Los trabajos habían comenzado en 1783 por disposición de Carlos III y según el proyecto de Antonio Valdés y Bazán, Secretario de Estado y del Despacho Universal de Marina.

 

   Para ello fue designado el capitán de navío Vicente Tofiño de San Miguel y Van der Walle, nacido en Cádiz, de padres ambos de Villanueva de la Serena, que desde hacía quince años era director del Colegio de Guardias Marinas establecido en Cádiz en el barrio del Pópulo, anexo al Castillo de la Villa de dicha ciudad desde 1717 y desde uno de cuyos torreones, convertido en Observatorio Astronómico, se efectuaban las observaciones que luego eran publicadas en la imprenta del citado colegio.

 

   En mayo de 1783 se le dio la orden de iniciar los trabajos desde Cartagena y en julio de ese mismo año, una vez seleccionada su dotación, sale del arsenal de La Carraca en la vieja fragata "Santa Magdalena" con el capitán de fragata Baltazar Mexias como segundo, el teniente de fragata Salvador Fidalgo y los alféreces de navío José de Espinosa y Tello, Julián Ortíz Canelas, que es el encargado de redactar las memorias, y José de Vargas Ponce.

 

   Al llegar a Cartagena se les une el bergantín "Vivo" al mando del teniente de fragata Bernardo Muñoz y algunos guardias marinas.

 

   Comienzan sus trabajos y desde septiembre a diciembre de aquel año de 1783 trabajan el trozo de costa desde Cartagena a cabo de Palos pasando a continuación a las islas Pithyusas y Baleares. Al terminar estas, regresan a Cádiz para intentar cambiar la fragata, pasando a la "Santa Lucía" y continúan los trabajos. 

 

En primer lugar decide Tofiño terminar las dos cartas que José Varela y Ulloa había dejado por concluir, en 1776 junto con los franceses en las fragatas "Boussole" y "Espiegle" y que abarcaban desde el golfo de Cádiz hasta Canarias y desde éstas hasta las de cabo Verde. Ambas cartas aparecerán incluidas en el Atlas.

 

   Continúan los trabajos por la bahía de Algeciras, ya en el año 1785, hasta Cataluña en donde recalan por el mes de agosto después de haber montado un observatorio en Cadaqués, en Palma de Mallorca y en Cartagena. Pasan a la costa de África, en primer lugar desde cabo Fégalo hasta Argel y después desde Orán hacia poniente. Continúan trabajando la costa de Africa hasta recalar en las islas Chafarinas, Melilla y Alborán.

 

   Siguen las observaciones por la bahía de Alhucemas hasta llegar al estrecho de Gibraltar, pasando luego a Cádiz para comprobar los cronómetros en el Observatorio.

 

   Terminan así la primera parte del Atlas en los días últimos del año 1785, trasladándose Tofiño a Madrid para presentar las cartas al Rey y proceder al grabado en planchas de cobre de las 12 cartas y las 4 láminas de vistas de costa que integran esta primera parte que se publica en 1786.

 

    Vicente Tofiño regresa a Cádiz para continuar los trabajos, dejando encargado del grabado en Madrid al alférez de navío José de Vargas Ponce.

 

   Los trabajos para la segunda parte del Atlas dan comienzo en el verano de 1786. Se inician con las costas de Portugal, las rías gallegas y las costas del Cantábrico que les lleva todo el año 1787.

 

   En el siguiente año de 1788 comienzan las memorias diciendo: "Queriendo S.M. el Rey hacer un bien más general a la navegación, mandó que finalizadas las cartas de nuestras costas, se formasen las de las islas Terceras o de los Azores por la precisión o costumbre que se está de reconocer estas islas al regreso de ambas Indias y la incertidumbre de su colocación en las cartas, que ha obligado a navegar con sumo riesgo en sus cercanías, pues solo se tenía una carta que hizo monsieur de Florieu, oficial de la Marina de Francia, a quien debemos una carta de esa parte del Atlántico que fijó la extensión del grupo entero de las islas pero pudo detenerse pocos días en las mismas".

 

   Los trabajos duran tres meses. Ya no aparecen las dos fragatas empleadas en los tiempos anteriores. Ahora son la "Nuestra Señora del Buen Consejo" y la "Santa Perpetua" con el bergantín "Santa Natalia" los que montan un observatorio en la villa de Angra, en la isla Tercera y otro en la de Orta en la isla de Fayal, determinando sus posiciones exactas para servir de puntos de partida y así situar todas las demás islas.

 

   Y así terminan en este año de 1788 los duros trabajos que comenzaron hace cinco años pero de los que ya el año anterior se había logrado publicar una parte de ellos gracias al esfuerzo realizado en Madrid por Vargas Ponce para conseguir en un tiempo relativamente breve, grabar y estampar las cartas que componían aquella primera parte correspondiente a las costas del Mediterráneo junto con la impresión del Derrotero de las mismas.

 

   La segunda parte del Atlas se publicaría en 1789, junto con su Derrotero correspondiente. Esta segunda parte iba precedida de una bonita alegoría cuyo autor fue el capitán del cuerpo de ingenieros Rafael Mengs y se compone de 25 cartas y 6 láminas de vistas de costa.

 

   Casi a la vez que se publica esta segunda parte del Atlas, se lleva a cabo una segunda edición de las dos partes refundidas y con la portada alegórica de Mengs.

 

   Y así terminó el trabajo de aquel gran proyecto cartográfico de enormes proporciones que se llevó a cabo en solo seis años, de 1783 a 1789, como consecuencia de aquel impulso dado por el gran ministro Antonio Valdés y Bazán para renovar la Armada, que iba acompañado de una honda preocupación por "la construcción de exactas cartas que presten una fundada confianza a los navegantes" y que a su publicación tuvo una gran acogida en todos los medios y en los establecimientos científicos de todo el mundo.

 

   La ejecución de esta obra, combinando operaciones terrestres y  marítimas, astronómicas y geométricas , con sumo cuidado, para lograr los excelentes resultados obtenidos, fue una operación en la que se introducían métodos geodésicos e hidrográficos nuevos en estas ciencias en su época y que además, por la duración de la empresa, dio lugar a que se formasen muy buenos oficiales que en los años siguientes y hasta la decadencia del siglo XIX fueron los artífices  de otras muchas expediciones como las dos al Estrecho de Magallanes, la de Malaspina y Bustamante a América y Oceanía, la de la exploración de los canales de Juan de Fuca, la de los levantamientos de las islas del Caribe y las costas de Tierra Firme para la formación del Atlas Marítimo de América del Norte, la del Mediterráneo Oriental para situar astronómicamente las islas del Mar Egeo y poder construir así la tercera de las cartas del Mediterráneo y otras muchas más".

Muchas gracias, José Antonio.



jueves, 18 de abril de 2024

Los detalles de un antiguo mapa.

Hola navegantes. 

 En la sala de espera de una oficina financiera encontré este antiguo mapa de Cantabria:

Es nada menos que de 1788, y quizás a los de fuera de Cantabria no os diga nada, pero a mí me dejó turulato. Fijaos qué detalles: en la bahía de Santander no existía El Puntal (entre la primera y la segunda foto, dos siglos):


La bahía de Santander tiene un preocupante problema de colmatación con arena, y cada vez es más difícil navegar en ella con un velero. Se debe a que en el siglo XX perdió dos tercios de su superficie por sucesivos rellenos para obtener suelo industrial o urbanizable. En la siguiente foto, la línea amarilla es la antigua línea de costa de la bahía, y todo lo que hay dentro de ella es terreno ganado al mar, o sea, desecado:

 

 Y esta pérdida de superficie es muchísimo mayor en volumen, habiendo perdido un 48% de su capacidad de agua. Eso significa que en cada marea hay una renovación de agua de la mitad que hasta el siglo XIX, lo que disminuye la capacidad de vaciado de los sedimentos que deposita el río Cubas, de las arenas que discurren por El Puntal, etc. El aspecto externo más fácil de constatar es el crecimiento de la lengua de arena del Puntal, unos trece metros cada año. Una situación muy preocupante porque no sería el primer puerto de la cornisa cantábrica que debe abandonar su actividad por colmatación de arena, y que hace temer por el futuro económico de nuestro puerto.

Ahora fijaos en el Monte Buciero, junto a Santoña:


En 1788 (foto de arriba) empezaba a dejar de ser una isla al irse formando un tómbolo de arena que le comunicaba en bajamar con Argoños. Actualmente ese tómbolo de arena (foto de abajo) es tierra firme con varias urbanizaciones, una carretera, y sólo queda de arena la playa de Berria, que es la de la derecha de la de Trengandín. El largo puntal de arena de Laredo ya existía en 1788.

Igual que el sol antes era considerado beneficioso y ha pasado a ser nuestro gran enemigo por los riesgos para la piel, la arena fina, esa que luce tan bien en las postales, igual termina siendo lo mismo. Mirad este otro ejemplo, la formación de la enorme playa de La Fenómeno en el interior de la bahía en tan solo 2 años:


 La arena no sólo ha llenado la ensenada que antes era rocosa y profunda (allí se hacían las prácticas de submarinismo) sino que ha empezado a invadir el jardín de detrás, que tienen que barrer periódicamente para devolverla a la playa. Igual que las electricidad, que sólo se ve cuando salta una chispa, el problema de la arena existe permanentemente debajo de nuestra preciosa bahía aunque no lo veamos, haciéndola perder profundidad año tras año. Y sólo nos hacemos conscientes de ello cuando aparece una  nueva playa o cuando, como en este caso, podemos comparar su aspecto con el de hace dos siglos.

Con cuidado, navegantes.

lunes, 15 de abril de 2024

Venta de velero First 18.

Hola navegantes. 

Con motivo de un cambio de atraque para mi Tonic 23, tengo urgencia por vender un First 18 que actualmente ocupa el atraque. Se trata de un velero del astillero francés Beneteau del que se construyeron en los años 80 unos mil ejemplares. El mío es de 1979, el modelo de orza fija (calado 78 cm), con una eslora de 5,50 metros y una manga de 2,35 metros. Está exento de pasar revisiones debido a ser menor de 6 metros.

Es un barco muy marinero, de construcción robusta y de gobierno sencillo y fino, estable, con buena bañera y mucha manga, que evita la escora. Hemos estado tres adultos de pie en la misma borda sin que el barco se escore.

 

 Para que os hagáis idea de las capacidades marineras del barco, el dueño anterior lo trajo navegando desde Bretaña a Santander a rumbo directo, atravesando el Golfo de Vizcaya:

 

Tiene mayor con funda, génova enrollable con banda de protección solar, y espinaker con su tangón (las tres en muy buen estado). Las drizas están algo gastadas y habrá que cambiarlas, aunque los cabos de sustitución ya están comprados. La mayor y el génova anteriores se han conservado como repuesto de emergencia.

 


 


El motor es un fueraborda Mariner 5 HP de dos tiempos, eje largo, con depósito interior y exterior, recién revisado en el concesionario oficial. Tiene también un jerrican de 10 litros para rellenar el depósito principal.


Tiene dos líneas de fondeo, con las cadenas y los cabos sin estrenar. Polea para el ancla de proa añadida.


El interior tiene cama para cuatro personas, una mesa desmontable, y una cocinita con  cardan que se sujeta en el puntal del palo:




 Tiene dos puertas de entrada a la camareta, para poder dejar una puesta mientras se barniza la otra, y que no quede el barco abierto. También tiene recambio para los pasamanos de madera de la cubierta, con el mismo objetivo.

Tiene luces de navegación, VHF portátil, y también sonda y corredera pero éstas dos últimas no funcionan. Igualmente los chalecos salvavidas, las bengalas, el seguro vigente hasta enero de 2025 y un  anexo inflable pequeño.

En el verano de 2022 se pulió el casco y la cubierta y se le dio la patente:



Ahora tiene un poco de verdín en la linea de flotación.

El precio es de 4.000 euros, o de 3.500 para los que me seguís en el blog, teniendo que estar hecha la venta antes del 15 de mayo. El barco está en Santander.  Podéis llamarme al 618 240 646 para más detalles.

Con cuidado, navegantes.

miércoles, 10 de abril de 2024

Un cortocircuito.

Hola navegantes. 

 En la navegación a Bilbao de la semana pasada me dí cuenta de que no me funcionaba la luz roja de babor. No es preocupante porque lo reglamentario, según el Reglamento Internacional para prevenir los abordajes en el mar, es:

1) En un barco menor de 7 metros de eslora y navegando a motor, a menos de 7 nudos, una luz blanca todo horizonte (regla 23, c).

2) En un  barco de vela menor de 7 metros de eslora, basta con una linterna o farol de luz blanca, que será exhibida con tiempo suficiente para evitar el abordaje (regla 25, d).

 Cuando navegamos de noche es bastante habitual usar el motor, porque cae mucho el viento, y entonces estamos dentro de lo legal con la luz blanca todo horizonte de la punta del mástil, y esa me funciona. De hecho, yo navego de noche siempre con la blanca todo horizonte, y sólo enciendo las de costado cuando me meto en una zona de pesqueros, de mucho tráfico o al entrar  salir de puerto. Si además presiento algún riesgo de abordaje, ilumino la vela con la linterna blanca, pues es mucho más visible la vela iluminada que la propia luz.

Al analizar el circuito vimos que la glema que une los cables de las luces de babor y estribor, que está dentro del pozo de anclas, tenía este aspecto:

 


Pensamos que con sustituirla y sanear los extremos de los cables sería suficiente, pero no fue así y el cortocircuito persistía. Con el tester le localizamos entre el cuadro de interruptores de la mesa de cartas y las lámparas del balcón de proa, una sección eléctrica inaccesible porque está por debajo del revestimiento interior de la camareta, que está pegado al techo. O sea que tendremos que tirar un cable nuevo con otro recorrido, y esperamos que con eso se resuelva.

Con cuidado, navegantes.

sábado, 6 de abril de 2024

La portada del libro de la navegación a Londres.

Hola navegantes. 

 El libro de la navegación a Londres está a punto de salir y os adelanto la portada. 

La presentación en Madrid, en la librería Robinsón, será el martes 7 de mayo. Y en la entrevista de Edu Araujo a Serge Testa (para su programa  Itsas Tantak) el 22 de abril, también hablaremos de él. 

 Porque Serge ha tenido el detalle, sin conocerme de nada, de escribir uno de los  prólogos, sólo guiado por el interés que le despertó nuestro viaje en el libro que le mandé. Y vendrá a Santander desde Australia para conocernos personalmente, que hasta ahora sólo lo hemos hecho por medios electrónicos, y naturalmente leyendo yo su libro de la vuelta al mundo en su velero de 3,6 metros, del que aprendí tanto y uno de los que más me motivó para salir a recorrer los horizontes con el mío (clic aquí). Gracias, Serge.

Con cuidado, navegantes.

viernes, 5 de abril de 2024

Un susto en Santander.

Hola navegantes. 

 Ayer salimos de Laredo con un pronóstico impecable: viento del Sur de fuerza 2-3 hasta las 14 h. (lo que nos permitiría llegar hasta el Cabo de Ajo con portantes) y a partir de las 14 h. del Nordeste de fuerza 3 (lo que nos permitiría llegar a Santander todavía con portantes). Naturalmente tanto bueno no podía acertar. 

En la primera mitad de nuestra travesía (hasta el Cabo de Ajo) tuvimos un viento rolón y flojísimo, que nos obligó a poner y quitar las velas en orejas de burro muchas veces para nada, o a poner el espí sólo para verlo colgar flácido y no sacar al Corto Maltés más de 1 ó 2 nudos. Naturalmente tuvimos que avanzar a motor.

 Y la segunda parte, a partir del Cabo de Ajo, en vez del Nordeste pronosticado salió un Sur de fuerza 5 con rachas de 6, justo de cara, que nos obligó a tomar un rizo en la  mayor y enrollar parcialmente el génova, y a ceñir dando bordos por delante del abra del Sardinero con las olas salivando en la cubierta. Además era un Sur muy raro. Normalmente es un viento caliente como si alguien hubiera abierto la puerta de un horno, y ayer era frío y teníamos que navegar con el jersey.

Ya dentro de la bahía, nos encontramos las olas cortas típicas del viento Sur, y mientras avanzábamos con el motor y la mayor rizada, el fueraborda se paró. Es mejor que no quede escrito lo que pensé en ese momento, porque me recordó la vuelta de Londres el año pasado cuando nos dejó tirados en Laredo. Con la diferencia de que entonces estábamos amarrados en el pantalán, y ahora en toda la coctelera de la bahía de Santander con viento Sur. Entrar a vela en Puerto Chico con ese viento estaba descartado, y no había ningún otro barco navegando que pudiera remolcarnos. Llamamos a Salvamento Marítimo para pedir remolque desde la entrada de Puerto Chico (a donde podíamos llegar a vela) al atraque, y nos dijeron que avisarían a la Cruz Roja para eso. Casi de milagro, porque era un  milagro conseguir trabajar en el motor con el velero dando saltos de aquella manera, conseguimos sacar y limpiar la bujía y el chiclé sin que se cayeran al agua, y volvió a arrancar. Anulamos el aviso a la Cruz Roja antes de que salieran y finalmente pudimos llegar por nuestros medios. ¡Pero menudo estrés para acabar la semana!.


Con cuidado, navegantes.

jueves, 4 de abril de 2024

Iniciamos la vuelta.

Hola navegantes. 

Ayer amaneció un día soleado y con poco viento después de la anarquía del día anterior. Como nos esperaba una etapa cortita y no teníamos prisa estuvimos paseando por el puerto pesquero de Santurce. Tiene los muros decorados con mosaicos de escenas marineras, que en marea alta coincide el mar del dibujo con la línea de la  marea real, con un resultado muy original.



Las de la foto son las rederas, las mujeres que cosen las redes cuando se rompen.

Salimos de Santurce para una navegación tranquila hacia el Oeste. Tuvimos un viento suave y portante que nos permitió probar el espinaker, comprobando que tanto la driza como el saco nuevo funcionaban bien. Es verdad que también hubo encalmadas en que la vela mayor dudaba la velocidad que dar al barco y tuvimos que terminar poniendo el motor, pero hasta esos ratos, sobre un mar de aceite y sin tener que hacer equilibrios para calentar y tomarnos un café, los agradecimos. Además se nos acercó una familia de cetáceos que, por su pequeño tamaño, supusimos que eran marsopas.

Llegamos a Laredo a primera hora de la tarde, y aprovechamos para algunos bricolajes y Patrik para proveerse de una cena de mejillones de los flotadores del pantalán. Este puerto está en aguas  abiertas y se ven muy limpias. 

Más tarde quedamos con Edu Araujo, nuestro amigo y periodista del programa Itsas Tantak, con el que pasamos una agradable velada compartiendo historias marineras.

Si todo va bien hoy intentaremos volver a Santander.

 Con cuidado, navegantes.

martes, 2 de abril de 2024

En el Aita Mari.

Hola navegantes. 

Hoy había un pronóstico nefasto, con vientos del Sur de fuerza 5-6 con rachas de 8, imposible para navegar con mi barquito, siempre temiendo que una ola que se crea más inteligente que las otras nos dé la vuelta. Así que nos hemos quedado dentro de la ría del Nervión y hemos hecho una excursión a Bilbao.

Por la mañana hemos visitado un interesante aunque modesto museo marítimo, en el edificio de la oficina de turismo, dedicado al mundo de la pesca y a la evolución de la ría y el abra. Hay curiosos objetos, como las antiguas anclas de madera lastradas con una piedra:


explicación de las artes de pesca, vídeos antiguos de Santurce, y una recapitulación de lo que fue la barra de arena que cerraba la ría hasta que se construyó en 1887 el muelle con la pasarela de hierro que resolvió el problema.


Luego remontamos la ría hasta Bilbao. Pasamos bajo el puente colgante poniéndonos de acuerdo con el que dirige la barquilla por el canal 14, para evitar sustos:


A mitad del recorrido acudió a su cita el viento Sur, que nos venía de cara con fuerza 6 y rachas de 8, encajonado en el cauce, que a veces no nos permitía sacar más de medio nudo al fueraborda (en aguas tranquilas le sacamos 5 nudos). Por suerte sin olas al estar dentro de la ría, aunque el propio viento nos escoraba y nos sacaba de rumbo dirigiéndonos peligrosamente contra la orilla.

Por el camino vimos el mismo velero hundido que ya estaba allí el verano pasado, que lleva ya un año sumergido en el lodo de la ría sin que nadie haga nada por sacarlo, qué pena:


También el avance de las obras en el Manhattan Vasco, la isla artificial en mitad del río que os conté aquí:


Ya tiene varios rascacielos terminados:


Por suerte el puente para el tranvía que quieren construir en la margen izquierda, y que nos impedirá llegar a Bilbao con el velero, aún no está empezado.

En Bilbao nos encontramos la sorpresa de amarrar al lado del Aita Mari:


Es el barco de una ONG que creó hace unos años un compañero vasco, Íñigo Mijangos, que había colaborado con nosotros en Carpe Diem, y que ayuda a rescatar inmigrantes en patera en las costas de Italia. Está de descanso en su actividad humanitaria, Íñigo estaba a bordo y nos enseñó todo el barco. Está preparado para acoger hasta 150 náufragos y cuenta con un equipo de voluntarios entre los que incluyen un médico y una enfermera.










Una visita muy interesante y un reencuentro inesperado. Gracias, Íñigo.

Todo el día habíamos estado soñando con la maravillosa vuelta, recibiendo aquel vientazo del Sur por la popa y bajando a toda máquina a Santurce sólo con el génova. Pero no se nos arregló. Al final de la tarde aquel viento de tratar de usted se despidió, y tuvimos que hacer el camino de vuelta otra vez a motor.

Mañana, si el tiempo lo permite, iniciaremos la vuelta a Santander.

 Con cuidado, navegantes.

lunes, 1 de abril de 2024

Muchísimo viento hasta Santurce.

Hola navegantes. 

Hoy salimos de Laredo con pronóstico de fuerza 3-4 del Suroeste y olas de 1,6 metros, decididos a probar el espinaker. Pero nada más salir del refugio de la escollera fue evidente que era mucho más, desplegamos sólo el génova y no nos arrepentimos. Poco a poco fue arreciando hasta fuerza 5-6 y olas de 2 metros, con un bigote de espuma en la proa casi permanente y escorando como locos. Incluso a ratos tuvimos que enrollar el génova al 50 %, y a pesar de eso no bajábamos de los 4-5 nudos. El meneo era tan grande que tuvimos que hacer y tomar el café de media mañana de rodillas, con la taza encima de la pila de fregar, para no manchar con lo que se derramaba. Y por supuesto no probamos el espinaker. Como consuelo, busqué está foto de un viaje anterior, pasando con el Corto Maltés con el espí por debajo del puente colgante (al fondo se ve la barquilla del puente esperando a que pasemos):


La parte buena, que hicimos el recorrido a toda caña y a rumbo directo, como si fuéramos en una motora en vez de en un velero:


Llegamos a Santurce a las 15 h., y después de comer se puso a llover con rabia como para fastidiarnos la tarde. Con el paraguas fuimos a visitar la pasarela superior del puente colgante, desde donde hay unas vistas espectaculares de los pueblos de las dos orillas del Nervión y de la propia ría:






Mañana remontaremos la ría del Nervión hasta Bilbao.

 Con cuidado, navegantes.