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sábado, 10 de agosto de 2013

De nuevo en casa.

Después de dos semanas mariposeando por las calas y los puertos de Asturias estamos de nuevo en Santander. Menos un día que la lluvia nos retuvo en Ribadesella:


 los demás días han sido extraordinarios. Y los asturianos, como siempre, una gente fabulosa y muy amables. A la vuelta incluso nos metimos en la Ría de Niembro, un brazo de mar precioso que termina en una orilla donde una iglesia y un cementerio se reflejan en el agua. En bajamar se seca, y en pleamar (cuando llegamos nosotros) tiene algo menos de 2 metros de profundidad. ¡Ventajas de los veleros de orza abatible!:


También entramos en la Ensenada de Poo, otra que se vacía en bajamar dejando una playa redondita la mar de coqueta. Y finalmente entramos en Cantabria por San Vicente de la Barquera, que nos obsequió entre otras con estas imágenes que tanto se disfrutan desde el mar:


En fin, una navegación relajada por sitios espectaculares, que demuestran una vez más que no se necesita un gran barco ni un destino exótico para disfrutar de la navegación.


2 comentarios:

  1. Creo que reportajes y experiencias como esta última son una lección para muchos de nosotros, sobre todo para los que no tenemos una experiencia tan dilatada como vosotros.
    Yo he comentado con varios amigos vuestra circunavegación alrededor de la península y todos coincidían en sus opiniones, "tiene que ser fabuloso poder realizar algo así.
    Estas salidas de unos pocos días me imagino que serán una buena escuela para mayores empresas.
    Un saludo.

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  2. Fernando, no te quepa duda. Nosotros nos decidimos a dar la vuelta a España porque en las navegaciones previas de pocas semanas, las típicas de vacaciones, comprendimos que una vuelta a España tenía que ser lo mismo sólo que con una duración mayor. Y si te gusta la vida a bordo eso no es un inconveniente sino un aliciente más. Y al final comprobamos que era así.

    Un saludo

    Alvaro.

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