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domingo, 11 de enero de 2015

Amarrarse a una boya...

Hasta llegar a ella es una maniobra fácil y que depende del patrón. Todo consiste en llegar casi sin inercia y de proa al viento o a la corriente, para que al amarrarse el barco recule y no se traben la orza o el timón con el cabo que une la boya al fondo. La dificultad es para el proel (el marinero de proa) porque en cuanto el barco está en punto muerto recula con una fuerza inesperada, que es mayor cuanto más grande el barco y cuanto mayor sea el viento o la corriente. Es habitual ver a marineros agarrando el bichero con todas sus fuerzas para que no se les escape la boya, haciendo de ello una cuestión de honor de cara al público, pero finalmente teniendo que soltarlo porque es imposible sujetar un barco en esas condiciones. Y han empeorado la situación porque el bichero se hunde enseguida, y sin bichero no hay forma de coger la boya. Hay que tener preparado a bordo un cabo ya amarrado en una cornamusa de las del fondeo, con un extremo libre. En cuanto se coge la boya se sube a bordo el extremo de la estacha que ya suele venir con una gaza preparada, se pasa por esa gaza nuestro cabo, se echa al agua de nuevo la estacha y se amarra el extremo de nuestro cabo en la otra cornamusa. Si se ha entrenado todo se hace en pocos segundos, antes de que el barco recule, y cuando recula ya está amarrado.  Es una maniobra muy bonita de contemplar, y que nada más verla demuestra la experiencia de una tripulación.


1 comentario:

  1. Son buenísimas las viñetas, como me gustan.
    Mi blog ha cambiado alvaro, me encontrarás ahora aquí:
    http://www.larosadelosvientos-andua.blogspot.com.es/

    Un saludo.

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