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domingo, 19 de julio de 2015

Dieciséis millas de navegación fluvial.

Hola navegantes.

Ayer salimos temprano de La Roche Bernard con destino a Rieux, un poco antes de Redon. Nos habían hablado muy bien de esta escala y queríamos conocerla, además de que vamos muy bien de tiempo sobre la ruta planificada.

Pasamos por debajo de los puentes que os comente ayer sin incidentes, pues ambos están a 50 metros sobre el agua, y por debajo de líneas de alta tensión también sobradas de paso. Hacía un frío tremendo, necesitando toda la ropa de invierno, incluyendo el bluf, el gorro y el anorak, además de la ropa térmica, para ir a gusto.

Empezamos la navegación a vela aunque había que dar los bordos muy cortos, de orilla a orilla, lo que nos enlentecía mucho la etapa. Además nos dimos cuenta de que el río, pese a estar embalsado, tiene una corriente hacia el mar de por lo menos un nudo, que también nos venía de cara ya que nosotros estamos remontándolo. Pero estábamos convencidos de que sería una etapa corta y no nos importaba. Pero al cabo de un par de horas nos dimos cuenta de que eso era lentísimo, y además vimos algunas rocas velando pocos centímetros fuera del agua cerca de la orilla, lo que nos hizo ser más prudentes e intentar mantenernos por el centro del río, donde la profundidad está garantizada en 3 metros. Pero nos obligaba a ir "a la francesa" y así estuvimos el resto de la jornada.

Nos cruzamos con varios veleros navegando a motor por mitad del río a pesar de que ellos iban viento en popa y con la corriente a favor. Se usa poco la vela por aquí.

A media mañana vimos uno de esos engendros flotantes que algunos llaman barcos. Era una simple caravana de remolque amarrada a una balsa, y ésta con un fueraborda. No quiero ni pensar en navegar con algo similar en España.

A mitad de la etapa tuvimos que pasar el puente rodante de Cran. Es como el de Vannes, o como el de Colindres en Cantabria: en vez de abrirse hacia arriba tiene una parte que gira y se pone perpendicular a la carretera y paralela al río. Tiene horarios de apertura fijos y unos pantalanes para esperar si llegas antes de tiempo, como nos pasó a nosotros. Nos enrollamos con el que maneja el puente y nos dejó ver su funcionamiento desde la torre de control. Se construyó en los años 60, y una década después ya hubo que meterle la rotaflex porque en verano, con el calor, se dilataba demasiado y no rulaba bien. En algunas esclusas del Canal de Midi pasaba lo mismo. Para que te le abra tienes que dar señales de querer pasar, como estar con el motor en marcha o dando vueltas en mitad del río, porque si no tiene claro que vas a pasar no lo abre para no cortar el tráfico por la carretera.

A primera hora de la tarde el calor era abrasador, ya no hacia viento, y llegamos a Rieux en bañador. ¡Quien nos lo diría!. Es un simple pantalán al lado de un camping, con el que comparte los aseos y otras instalaciones. Pero el entorno es precioso. El propio pantalán tiene una alfombra de nenúfares alrededor (os recuerdo que estamos navegando en agua dulce).Tiene una colina con las ruinas de un castillo, y una ruta con carteles informativos contando la historia del castillo y de la familia Rieux. Además un artista ruso ha decorado la ruta con esculturas de pájaros hechas con troncos, parecido al artista que hace siluetas en los tocones que quedan en el palacio de la Magdalena en Santander. Se llama Nicolás Poliski, pero de eso me enteré después, porque allí no hay nada que reconozca su trabajo. Después todavía nos dio tiempo a recorrer en bici unos kilómetros por la senda paralela al río, como en el Canal de Midi, y a ir a conocer el pueblo.

También aquí hemos visto a otro de los que ha transformado el velero en un engendro. Éste directamente le ha quitado el palo (ya hemos visto que en el río se navega poco a vela) y ha utilizado la botavara para sujetar el toldo. ¡Será posible!.

Y para terminar, otra curiosidad náutica. En el mismo tramo del río la velocidad está limitada de distinta manera río arriba que río abajo: 3 nudos si desciendes y 5,5 nudos si remontas. La única explicación que se me ocurre es que venga de la época en que la velocidad se media con la corredera: si vas a favor del río mide de menos y si vas a favor mide de más. Al poner un límite distinto, si la corriente del río es más o menos un nudo, tanto los que bajaban como los que subían iban igual de deprisa. Pero esto en la época del GPS, que te da la velocidad real sobre el fondo, ya no tiene mucho sentido. Si alguien sabe la explicación que nos lo diga.

Hoy hemos venido a Redon, pero eso os lo contaré mañana.

Hasta mañana navegantes.

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