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jueves, 21 de julio de 2016

Hasta Séte.

Hola navegantes.

Hoy salimos apresurados de Palavás y de nuestro amarre precario con dirección a uno de los principales objetivos de esta navegación, el Estanque de Thau. Por el camino hemos navegado por el interior de otros Estanques que, como los de ayer, tienen poco calado o está prohibida su entrada. Hasta en una entrada aparentemente amplia y con una especie de muelle de detrás, como en la segunda foto, las señales de la entrada indican prohibido el paso.

A media mañana llegamos a la pasarela de Pilou. Es una pasarela peatonal que da acceso a un islote donde hay nada menos que una catedral, la de Maguelone, de la que el Papa Urbano II dijo que era la segunda después de la de Roma. No pudimos parar a verla, pero creo que en aquel páramo desierto no puede estar semejante maravilla, seguramente al consagrarla se dejó llevar por su entusiasmo.

La citada pasarela interrumpe totalmente el paso por el canal y nos acercamos un poco temerosos y sin saber qué hacer. Pero enseguida apareció el chico que la maneja y al vernos acercar se apresuró a abrirla para nosotros. El sistema es bien curioso. Tiene unas bisagras en la mitad de su longitud y en el extremo del tramo móvil un fueraborda como el de los barcos. Lo arrancó y dio avante, con lo que el tramo móvil describió una curva franqueándonos el paso.

Hoy teníamos un obstáculo previsto en nuestra ruta, que es el puente de Frontignan. Aunque es un puente de carretera y se podría haber hecho con la altura que hubieran querido, resulta que está a 80 cm por encima del agua. Es el segundo puente de la quinta foto. Y aunque tiene poquísimo tráfico pues no es una autopista ni una carretera nacional, sólo una local como la que podría unir Villachunga con Pueblacutre, resulta que sólo abren el puente 2 veces al día, y todo el tráfico del canal se interrumpe aquí. Aprovechamos para unas reparaciones en las bicis y seguimos camino por la tarde.

A media tarde llegamos al Etang de Thau. A su entrada hay unos carteles que recuerdan las normas de navegación. Esta prohibido salir con viento de fuerza mayor de 3, así como de noche, y acercarse a menos de 150 metros de los parques de cultivo de ostras. Inicialmente íbamos a esperar la apertura de los puentes, a las 19.15. pero nos dio pereza esperar y pensamos que cabíamos por debajo de ellos, ya que el más bajo tiene 2 metros de altura libre. Doblamos los manillares de las bicis y medimos la altura de la antena de la radio VHF sobre el agua, que era de 2,20 m., pero es un poco flexible. Y nos lanzamos.

Los dos primeros los pasamos bien, pero el 3º, 4º y 5º fueron de infarto. Yo sostenía la antena de la radio doblada y la mano me rozaba con el puente. La gente nos miraba alucinada. Si hubiéramos llevado el palo apoyado en la cruz en lugar de en el balcón de popa, no habríamos pasado. Y luego nos enteramos que habíamos escogido el camino peor, porque hay otro que da más vueltas pero los puentes son un poco más altos.

Pero bueno, ya estamos en Sete y ahora toca disfrutar de la estancia en este mar interior que nos apetecía tanto conocer. Una pena tener que hacerlo a motor y no a vela pero así son las cosas. Aunque parece que ha pasado una eternidad, os acordareis que la ida no nos dio tiempo a entrar porque íbamos retrasados debido al accidente en el remolque.

Hasta mañana navegantes.

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