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jueves, 22 de diciembre de 2016

Desarrollar el ingenio.

Claro, teniendo un barco pequeño hace mucha falta. Para la navegación el año pasado a Bretaña conseguí embarcar dos bicis en el Corto Maltés, un velero de menos de siete metros de eslora. Estuve encantado con el logro y nos facilitó mucho los desembarcos y la intendencia. Pero este verano en la navegación a la Isla de Elba se nos rompió la que llamábamos "la bici grande". Aunque en realidad era pequeña (una plegable "Easy bike 3") era bastante mayor que la que llamamos "la bici pequeña", una "Boomerang 13,7". Pesaba cerca de 15 Kg y manejarla con una mano para bajarla y subirla del barco se estaba convirtiendo en el decimotercer trabajo de Hércules.

Por eso para renovarla intenté conseguir otra como la "pequeña", pero ya no se fabrica y está descatalogada. Y me ha costado más de 4 meses conseguir una de segunda mano. Pero lo hice, y el problema es que ahora ninguna de las dos tiene transportín, algo imprescindible para cargar con los depósitos de gasolina para el fueraborda, que es uno de los principales usos de la bici en los viajes porque las gasolineras a veces están muy lejos de los puertos. Pues aquí veis la solución:


Parece una Mobylette de "regreso al futuro" pero funciona. Incluso va mejor que en un transportín, porque esta minibici tiene el centro de gravedad muy atrás, y en cuanto cargas peso detrás del asiento (simplemente llevando una mochila en la espalda) se levanta la rueda delantera del suelo.

Y no me resisto a poner esta foto de la vuelta a España, cuando coincidimos en Cascais con una concentración de Harley-Davidson de toda Europa. La ciudad estaba literalmente tomada por las motos, y aquello era un estruendo del conocido sonido ronco de las Harley aderezado con una invasión de moteros uniformados con las cazadoras negras, los cinturones, los sombreros vaqueros, los flecos de la ropa, las calaveras, etc. Yo me paseé con la bici entre las motazas al volver de cargar gasolina , y mi imagen con aquella bici plegable y dos bidones en el transportín fue más fotografiada que toda las Harley juntas. Es que se partían al verme con la Harley-Torrotson. Una de las escalas más divertidas de la vuelta a España.



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