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lunes, 15 de mayo de 2017

A MI CIUDAD (dibupoema).

                       A MI CIUDAD.

   Volví a la ciudad donde gané año a año mis centímetros
algún tiempo después, a disfrutar de mi amor y mis dos hijos.
Luego uno se marchó entre pantallazos azules y voltímetros,
otro entre prisiones, penados y expedientes en atadijos.

   Eso no le quitó su encanto a esta ciudad provinciana,
me quedaban mi amor, mi monte, mi barco, mis grumetes...
una vida muy feliz, de esas de tirar cohetes;
agradezco a Santander que me diera este nirvana.

   Sí, estoy agradecido a esta ciudad decadente;
igual fue por azar, pero aquí gocé mi infancia,
aporté algunas cosas a mi profesión, sin petulancia,
y luché por la felicidad de la gente más corriente.

   Ahora me guarda por delante los años problemáticos,
los que amontonan oscuridad detrás de la ventana,
tristezas, soledades y dolores reumáticos...
hasta el momento de decir que no al de la sotana.

   Pues ni eso me importa, yo viviré día a día
entre la montaña, el río y el azul de mi bahía,
hasta que me abracen la enfermedad o las rompientes
y me deba despedir de la ciudad en la que eché los dientes.

   Si hay más allá disfrutaré de la vida desde arriba
siguiendo la historia de mis hijos y de los siguientes,
y si no lo hay lo lamentaré por todos los creyentes.
Yo no me arrepentiré de mucho en la Triste Comitiva.



2 comentarios:

  1. Para los que no nos conozcan, uno de nuestros hijos es teleco y el otro psicólogo de prisiones.

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  2. Qué poema tan bonito. Gracias por compartirlo.

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